Liliana Heer

Narradores

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Liliana Heer

Celebración del lenguaje
Por Liliana Heer
Texto leído en Librería Gandhi, 1995



Mi relación con Libertad Demitrópulos tuvo un carácter intenso y esporádico. Nos unían ciertas lecturas y los libros que íbamos escribiendo. Recuerdo una noche en que ambas estábamos dando toques finales. Ella dijo: “Estoy con las galeras” –refiriéndose a Un piano en bahía desolación–. Y comenzó a enumerar con mucha gracia las acepciones del término: “Carro grande de cuatro ruedas con toldo de lienzo fuerte; embarcación de vela y remo, la más larga de quilla entre las antiguas de vela latina”.

–Me quito el sombrero –respondí apelando al sinónimo– sin dejar de advertirle que ella corría con ventaja.

Mucho habíamos conversado sobre el lobero Gin Whisky, protagonista experto en embarcaciones.

–Siempre presas –comentamos.
–Siempre queriendo escapar de las galeras, específicamente cárcel de mujeres –remarcó.

Leer a Libertad Demitrópulos es celebrar el lenguaje –ese enigma que nos convierte en sujetos–, es permanecer alerta aun conociendo el riesgo de la escucha. Demitrópulos tiene la virtud de mancillar la lengua imprimiendo tonos enriquecidos de miserias y anhelos; los tonos que suelen tener los seres cuando se aventuran a rebelarse contra quien manda a poseer, vaciar, matar una identidad, una patria. Su escritura rescata expresiones verbales, giros de inmediatez que confieren a la oralidad el carácter de una epifanía, al tiempo que actúan como núcleos de resistencia dejando la trama en suspenso, volviendo la historia denuncia, desafío. En el intento por mantener viva la polifónica lengua de los argentinos –recobrada y también inédita–, su narrativa adquiere una dimensión real. Aquellas partículas que sufrieron el letargo de lo sepultado cobran vida merced a la incesante mordedura sintáctica. Hay huesos en las entrañas de la letra.

Texto publicado en Página 12, Cultura y espectáculos, domingo 20 de julio 2008.