Liliana Heer

Narradores

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©2003
Liliana Heer

 

 

 

Contratapa de la novela No tengo tiempo de María Pía López
Paradiso Ediciones, 2010
Por Liliana Heer

 

Entre devenir cero y devenir dos, el estallido, revolotean haces temporales: un remolino de angustia. Erección, retorno, aporía eclipsada del instante. Un cuerpo cambia de mundo, ¿suicidio o crimen?
“Horror a la muerte que soy.”
María Pía López, como Celine, excede la apuesta, pacta fractura,
convoca el más acá de la pose, hace experimentar al lector el barro, la tregua, el entusiasmo y el hastío. No tengo tiempo posee la doble virtud de exhibir la herida y el maquillaje. Porque un número fuera de cepo libera, retiene, entretiene. Intuir el salto, la cita intervenida.
Oh tiempo en marcha. Siete, ocho, diez, cuarenta.
La voz de la protagonista es desafío. “A ver si retorna el sueño de la monstruosidad y me abro de piernas y viene la inyección y entra el semen y viene el óvulo y hago un cosito asqueroso defecante que se queda como una garrapata adentro mío y me succiona y me come la sangre y no grito y duele y grito y duele más y desgarra y saca la cabeza y llora y lloro…” Los verbos: esquirlas, aullido. Sobrevivir sin final supuestamente feliz.